En los últimos años, han quedado expuestos grandes conflictos relacionados a la producción alimentaria en todos sus eslabones. Partiendo de la producción primaria hasta el momento en que generamos los residuos por restos, sobras o alimentos que quedaron en mal estado y se deben desechar.
A grandes rasgos, podemos hablar de fallas graves en la distribución de alimentos, produciendo 4 veces más comida de la que necesitamos, pero con más de 800 millones de personas sufriendo hambre en el mundo y, en contrapartida, más de 650 millones que sufren de obesidad (1). Sumado a esto, los procesos de producción alimentarios en general provocan desequilibrios en los ecosistemas que se desarrollan, alterando condiciones naturales y poniendo en riesgo a todo su entorno (vegetales, animales y seres humanos).
Es probable que estas problemáticas que mencionamos requieren de planes de acción complejos y nuestra acción individual sea insuficiente para resolverlos. Sin embargo, existen otras aristas que nos involucran directamente con el tema y en las que podemos ser útiles sin necesidad incluso de salir de nuestras casas. Generar el hábito de la cocina sustentable puede ser un aporte sencillo y a su vez efectivo. A continuación vamos a detallar 5 hábitos que nos llevarán a hacer de nuestra cocina un espacio amigable con el ambiente.
1) Orden
Lo más importante es dejar la cocina de la misma forma que se recibe. De esta forma generamos una exigencia bidireccional y al finalizar nuestro trabajo en la cocina, limpiamos y ordenamos para dejar el espacio de la forma que pretendemos encontrarlo la próxima vez que lo utilicemos.
2) Higiene
Debemos lavarnos las manos antes de comenzar a trabajar y también si estamos en contacto directo con alimentos crudos. Evitar la contaminación cruzada, utilizar distintos cuchillos para cortar productos de distinto origen.
El espacio debe estar completamente despejado y desinfectado, los utensilios se deben lavar, secar y guardar una vez finalizado el trabajo.
Mantener los espacios de refrigeración (heladeras, freezers) higienizados. Realizar un correcto almacenamiento de los alimentos (ver punto 3).
Limpiar y desinfectar, hornos y cocinas. Es recomendable hacerlo cuando todavía mantienen cierta temperatura, para que resulte más sencillo remover grasitud.
3) Almacenamiento apropiado de alimentos
Limpiar los envases de todo alimento que se guarda en alacenas con una solución de alcohol o lavandina en agua (ver punto 4). Una vez abiertos, guardarlos nuevamente de forma hermética, de esta forma logramos que no absorban humedad y evitamos la presencia de insectos, como gorgojos o polillas de alacena.
Todas la conservas en lata, una vez abiertas, deben guardarse otro recipiente hermético (tuppers), en la heladera. Los alimentos guardados en latas y en contacto con el oxígeno generan hongos.
Para los productos frescos de origen animal, conservar siempre en heladera, a una temperatura de 4 grados o inferior y consumir dentro de las 48hs, caso contrario congelar. Una vez cocidos, se pueden conservar en la heladera, cerrados de forma hermética y consumirse dentro de las 48hs siguientes.
Los vegetales de consumo directo, que podemos no pelar y/o cocinar para consumir (ejemplo tomates, manzanas, peras), se recomienda sumergirlos en un recipiente con agua fresca con una cucharada de bicarbonato de sodio diluida. Conservar dentro del recipiente por 12 horas, retirar y conservar en la heladera, en la parte más baja.
Los vegetales de hoja se recomienda lavarlos y conservarlos en bolsa cerradas en la heladera, dejando espacio libre dentro de las mismas para minimizar el contacto del producto con la bolsa y ayudar a su conservación.
El resto de las verduras como hortalizas, cebollas, morrones, ajo, banana, deben guardarse en un lugar seco y oscuro, sin bolsas plásticas, evitando apilar y mezclar productos y de esta forma se puedan conservar por más tiempo.
4) Optimización de productos de la cocina
Este hábito es de suma importancia y es quizás el más difícil de adquirir. Aplica en el uso y consumo de alimentos, productos de limpieza y el de servicios básicos del hogar (luz, gas, electricidad).
Poder conservar de forma adecuada los alimentos, como señalamos en el punto 3, nos ayudará a no desperdiciar materia prima que finalmente se tira porque se echa a perder. También debemos evitar la compra compulsiva de productos perecederos en grandes cantidades, tomar real conciencia de nuestra capacidad de consumo. Poder reciclar comidas elaboradas, agudizar el ingenio para poder cocinar con lo que hay “a mano”. Debemos atravesar el paradigma de hacer un consumo irresponsable por el simple hecho de haber pagado por nuestros productos. Contemplar el consumo de alimentos con responsabilidad social.
Respecto a los productos de higiene, recomendamos utilizar soluciones de jabón neutro en agua para limpiar vajilla. En caso de utilizar detergentes, diluir 1 parte de producto en 5 partes de agua.
Para las lavandinas, diluir 2 tapas de producto por litro de agua, y realizar la aplicación con pulverizadores. En el caso del alcohol comercial (96º) se recomienda realizar una solución de 70% alcohol y 30% agua
5) Tratamiento eficiente de Residuos
De los residuos que se generan en el hogar, un 60% corresponde a materia orgánica reutilizable, 30% a materiales inorgánicos reciclables y sólo un 10% son residuos que requieren de tratamiento y almacenamiento especial.
Aplicar todas juntas las metodologías para un tratamiento de residuos óptima puede ser una tarea tediosa. Por lo pronto podemos llegar a enumerar distintas alternativas, que en conjunto darían como resultado un tratamiento de residuos óptimo:
-Separación en origen los residuos. Reciclables limpios por un lado, materia orgánica por otro y un apartado de productos contaminantes (pilas, baterías, productos sanitarios descartables, etc). Hoy por hoy, la gran mayoría de las ciudades cuentan con contenedores que nos permiten tirar los residuos reciclables separados del resto.
-Compostaje. El compostaje es un tratamiento que se hace con los residuos orgánicos, mediante el cual lo convertimos en materia inorgánica que luego se utiliza como fertilizante de suelos y plantas. Hoy por hoy existen métodos higiénicos y que ocupan muy poco volumen, que nos permiten poder producir compost y de esta forma reducir la mayor parte de los residuos que generamos. Más adelante iremos detallando estos procesos y explicando su metodología.
El contexto actual ha modificado de manera abrupta muchos de los hábitos que nos rodean. Quedará como desafió poder aprovechar al máximo esta etapa para poder identificar nuestro hábitos adquiridos, y potenciar aquellos que nos generan una mejora individual y grupal, sumar otros que reconocemos positivos pero por distintas cuestiones no hacemos y modificar o eliminar aquellos que son contraproducentes.
La cocina es un espacio común que forma parte de la vida de todos, lo que nos permite como comunidad plantear nuevos desafíos y objetivos que nos permitan mejorar su uso, beneficiándonos a nosotros mismos, a nuestro entorno y al medio ambiente.
(1)Informe ONU 2020 - El Hambre en el Mundo https://news.un.org/es/story/2018/09/1441302